Bautizo en el campo handmade

Con Princess hicimos un bautizo muy típico, en un restaurante. Y aunque nos gustó cómo salió, para Little Princess decidimos hacer un bautizo en el campo en el que nosotros nos lo curramos todo para que fuera bonito y personal.

Un bautizo en el campo es bastante sencillo de organizar y, aunque lleva bastante más trabajo que si lo haces en un restaurante, el resultado es una fiesta mucho más familiar y acogedora. Además, con muy poco puedes hacer que quede espectacular.

Nosotros elegimos hacerlo en nuestro lugar favorito del mundo: la finca de mis suegros. En ella nos pasamos media vida (vacaciones, fines de semana…) y nos encanta estar allí, sobretodo a las peques. Por eso que esta vez lo decidimos con tiempo y nos pusimos a ello.

Si has visto nuestras fiestas temáticas verás que no soy mucho de complicarme la vida, que me inspiro en Pinterest y que busco decoraciones low cost pero resultonas, que no me quiten el sueño pero den el pego. Así pues, Papá Princess se encargó de acondicionar la finca, yo de la decoración y entre todos de la comida.

El espacio

El campo fues, como he dicho, el lugar elegido. Para acondicionarlo todo sembramos un nuevo trozo de césped en la finca, entre los olivos, para montar toda la fiesta. Además, los peques disfrutaron de un castillo hinchable y la piscina. Rodeamos el espacio de la fiesta de antorchas con líquido antimosquitos, que no veas la de mosquitos que hay porque estamos muy cerca de s’Albufera. También acordonamos la zona con una cuerda para delimitar el espacio y decorarlo. La verdad es que quedó bastante resultón.

Así la fiesta se dividía en tres espacios: el césped dónde estaban las mesas y la comida, el espacio cimentado del castillo y la piscina. En pocos metros lo teníamos todo cerca y lo bueno es que los peques podían correr libremente ya que no había tráfico de coches, que los aparcamos fuera de la finca.

La decoración

La decoración era toda en tonos blancos y cuerda, para contrastar con el verde vivo del césped y los olivos. Materiales naturales (cuerda, vidrio, tela, capazos…) consiguieron crear una atmósfera cálida sin grandes complicaciones.

En la entrada, una escalera de madera (típica mallorquina) y unos capazos llenos de paniculata acogían a la gente. Con los recordatorios en una cesta de mimbre y detalles con la fecha y las fotos de la peque.

La mesas estaban distribuidas en dos filas por el césped, en mesas de 8-10 personas, con sus manteles blancos y la decoración en vidrio a modo de jarrones campestres. Eran botes reciclados adornados con crochet, tela de saco y lazo blanco, con paniculata en el interior, hechos por mí misma con la ayuda de una amiga. La paniculata es una flor baratísima y preciosa, que incluso seca nos ayuda a darle un toque romántico y dulce a cualquier lugar.

La mesa de la comida estaba situada en la entrada al recinto, con todo lo salado y las bebidas.  Se trataba de un buffet frío con comida típica mallorquina, la que más nos gusta. La mesa dulce era en tonos blancos y rosas, y la ubicamos delante del castillo hinchable.

Para la mesa dulce tampoco me compliqué demasiado: chuches rosas en botes de distintos tamaños, unas galletas decoradas preciosas que nos hizo Moon’s Sweets con motivos de bebé y la espectacular tarta de Endolcint la vida. Completado con unos banderines a juego y un calendario perpetuo de madera con la fecha del bautizo.

La verdad es que fueron días intensos de trabajo, sobretodo para preparar la finca, pero al final el montaje lo hicimos en un momento y quedó la mar de bonito todo como puedes ver en las fotos que nos hizo Beauty & Smile Photography, nuestro fotógrafo de cabecera.

Echando cuentas nos percatamos que nos salió mucho más barato así que en un restaurante y la verdad es que lo disfrutamos mucho más. Todos nos sentíamos a gusto y en casa, había mucha variedad de comida dónde elegir, no nos preocupamos por el reloj ni por si los peques hacían mucho ruido o se dormían…

La verdad es que fue una fiesta muy agradable. Una mágica velada de verano rodeados de nuestros amigos más íntimos y nuestra familia. Sólo por eso ya vale la pena el trabajo.

Y aunque Little Princess era pequeña (no tenía un año todavía) lo pasó en grande. Pero la que disfrutó como nunca fue Princess, que parecía una princesa con su vestido de vuelo blanco y su preciosa trenza:

Además, de recordatorio todos se llevaron un iman con una foto de Little Princess y la fecha (el mismo recordatorio que hicimos para su hermana) que yo preparé con mucho mimo y que formó parte de la decoración del evento:

Fue una fiesta inolvidable de la que nos sentimos muy orgullosos porque pusimos nuestra alma y toda nuestra creatividad para que fuera un día muy especial para las peques, y para los mayores también. La comparto contigo por si te puede dar alguna idea y porqué me encantaría saber qué te parece.

¿Te gustan las fiestas en el campo? ¿Y montarlas? ¿Qué te parece este bautizo en el campo? Me encantaría conocer tus opiniones en comentarios 😉