Cómo ayudar a los adolescentes a combatir el estrés

Seguimos hablando de adolescencia. El final de curso es inminente. Sí, lo sé, a todos nos gustaría que no llegara por el estrés que acumulamos todos: padres, docentes y alumnos. Pero estamos a un mes y poco de terminar el curso y se nos concentra el trabajo a todos. No pocas veces, en mi trabajo, los padres me preguntan cómo ayudar a los adolescentes a combatir el estrés que les generan los exámenes finales.

Por eso hoy te traigo unas herramientas rápidas de gestión del estrés que te pueden venir genial como (p)madre o docente, tanto para enseñárselas a los adolescentes como para aplicarlas en tu día a día. Valen para todo el mundo y están basadas en la neurociencia.

Verás que, a priori, son cosas bastante obvias y seguro que alguna ya la aplicáis en casa sin daros cuenta. Pero es importante tomar consciencia de ello y convertirlas en rutina por nuestro bienestar y el de nuestros hijos adolescentes.

Herramientas rápidas para ayudar a los adolescentes combatir el estrés

Como te decía, estas herramientas tienen como base la neurociencia y nos ayudan a reconducir el estrés y a mejorar nuestro bienestar. Por eso es básico tomar consciencia de ello y nos puede resultar muy útil para enseñar a los adolescentes a gestionarlo. Pues no son pocos los casos que vemos en los institutos, en esta época, de crisis de ansiedad, nervios y bloqueos.

Reírse

La risa es una herramienta muy potente porque automáticamente hace que nos cambie el humor y además es muy contagiosa. En este punto será básico rodearse de gente que nos haga reír, tener un buen libro de chistes o vídeos de graciosos a mano e incluso apuntarnos a un taller de risoterapia.

Como padres seguro que somos capaces de hacerles reír en esta época de tanto estrés, contándoles alguna anécdota graciosa, reviviendo un recuerdo divertido e incluso enseñándoles algo que nos haga reír. La risa y el humor deberían ser algo obligatorio en la crianza.

Por si nos vemos en un caso desesperado, que no hay manera de que se ría, os dejo un truco para “engañar” al cerebro y que crea que nos estamos riendo: aguantar un lápiz entre los dientes sin tensión muscular. Es algo muy sencillo, pero que funciona muy bien y que pueden hacer incluso mientras estudian. Probad y contadme 😉

Este truco también nos sirve para evitar dolores de cabeza que nos provocamos al apretar los dientes cuando estamos en tensión.

Posición corporal

Parece una ridiculez, pero no lo es. La posición corporal es algo importantísimo y es el primer paso para mejorar nuestro bienestar físico y emocional. Y no hablo sólo de la postura corporal al estudiar o estar sentado en clase.

Cuando andamos, cuando dormimos, cuando estamos de pie parados… Es importante mantener una buena postura corporal. Además de prevenir lesiones, nos será tremendamente útil para la gestión del estrés y para aumentar nuestro bienestar.

Música y baile

Por todos es sabido que la música tienen numerosos beneficios sobre nuestro organismo desde temprana edad. La música contribuye a modular la atención, la emoción (estado de ánimo), la cognición (pensamiento y memoria), la conducta (patrones de movimiento), la comunicación (destacan casos como el autismo, por ejemplo) y la percepción (lenguaje).

En función de la música escogida ésta nos puede relajar, si es suave y pausada, o activar, si es muy rítmica y rápida. La clave estará en elegir el tipo de música adecuada a cada momento. Por ejemplo, para hacer tareas escolares o concentrarse mejor una música relajada, para liberar tensiones una música muy rápida que nos invite a darlo todo.

Muy relacionada con la música tenemos a su amigo el baile. Éste nos ayuda a resolver tensiones, a harmonizar la respiración, a identificar emociones, a activarnos cardiovascularmente… pero sobretodo a pasar un buen rato. ¿Os imagináis bailando con vuestros hijos adolescentes a todo trapo en el salón para aliviar tensión? Seguro que les encanta.

Respiración y relajación

La respiración es un reflejo de nuestro estado emocional y tiene la capacidad de modificar nuestras emociones. Fíjate que cuando hay mucho estrés la respiración es rápida y poco eficiente, al fijarnos en ella y obligarnos a respirar pausadamente y de forma consciente reducimos automáticamente el nivel de estrés.

Una respiración consciente, ya lo sabes, nos ayuda a calmarnos y nos cambia el ánimo. Por eso es tan importante este punto. Ser capaces de analizar y modificar nuestra respiración.

Por otro lado, y muy ligada a la respiración, tenemos la relajación. Lo primero que debemos tener claro es que la relajación debe hacerse en un lugar tranquilo y sin estímulos, con ropa cómoda.

Una forma muy rápida y fácil de relajarnos es cerrar los ojos e ir tomando consciencia de nuestro cuerpo centrándonos en la respiración. Si vamos haciendo un repaso mental a todo nuestro cuerpo detectaremos músculos en tensión que tenemos que ir soltando. Es un ejercicio muy simple pero que funciona muy bien y que podemos practicar con nuestros hijos.

Además, la relajación aumenta el bienestar y nos predispone a algo importantísimo también, sobretodo en época de exámenes: el sueño reparador.

Salivación

La salivación también es un inhibidor del estrés. Cuando estamos muy nerviosos o estresados se nos seca la boca, ¿verdad? Por eso la salivación nos puede ayudar a revertir esa situación. Os doy unos trucos para salivar que seguro os vienen muy bien, y a los adolescentes que hay en casa aún más:

• Beber un poco de agua
• Visualizar cómo partimos un limón y estrujamos un trozo entre los dientes dejando salir el jugo
• Centrarnos en la salivación y salivar de forma consciente
• Mover suavemente los dedos de los pies
• Colocar la lengua en la base de la boca i cerrar los labios sin apretar

Probad y veréis cómo algo tan simple puede marcar la diferencia y hacer que nos sintamos mucho mejor y más relajados. Estos ejercicios son tan simples que pueden hacerlos incluso durante el examen, nadie se dará cuenta 😉

Ejercicio físico

Por todos es sabido que el ejercicio físico tiene muchísimas bondades y que afecta muy positivamente a nuestra salud y nuestro bienestar, tanto físico como emocional. En lo que afecta al rendimiento durante la época de exámenes de los adolescentes destacamos que favorece la memoria (a corto, medio y largo plazo), mejora la velocidad de procesamiento y las funciones cognitivas, mejora la gestión del estrés y libera hormonas de bienestar (endorfinas, dopamina…)

Así pues, es muy recomendable que, si no lo hacen ya, animemos a nuestros adolescentes a hacer ejercicio porque tiene una repercusión importante en su rendimiento académico y en su salud. El ejercicio físico es un aliado para favorecer el bienestar y mejorar los procesos de aprendizaje.

Los consejos en este sentido, y para el tema que nos ocupa hoy, son: mejor un ejercicio aeróbico (caminar, bailar, correr, natación, tenis, aeróbic, patinaje…), mejor por la mañana (aunque entre semana si tienen clase es complicado) y hacer un poco todos los días.

Como decía igual hacerlo por la mañana es complicado, y tampoco se trata de prepararse para una maratón, con andar un poco cada día dando un paseo es suficiente. Nosotros por ejemplo, cuando llega el buen tiempo tenemos la rutina de salir a pasear por el campo en familia, media horita o así. Así nos despejamos y nos activamos.

¿Qué te parecen estas herramientas rápidas para ayudar a los adolescentes a combatir el estrés? ¿Conocías alguna de estas técnicas? Me encantará saber tu opinión en los comentarios 😉