Si me sigues desde hace tiempo, ya te habrás dado cuenta de que no soy muy dada a las cremas, a ningún tipo de crema y para ninguna zona del cuerpo. Es una rutina que me cuesta mucho seguir. Como mucho, durante el embarazo, me obligué a ponerme crema anti-estrías como te conté, pero es algo que me supera.
Por eso siempre trato de buscar productos muy hidratantes que puedan “suplir” el uso de las cremas. Es triste, pero es así. Tengo que confesaros a cerca de un descubrimiento que cumple con ello, uno de los productos Granada de Weleda. Mira que tenía mis dudas al principio cuando di con él, porque con estas cosas soy muy exigente, pero es maravilloso. Y como compartir es de guapas, aquí estoy para contártelo.
Se trata de un gel de ducha, que en verdad es una crema, altamente hidratante y reparadora. Es parte de toda una gama de productos naturales que tiene esta marca, con una pinta estupenda y la granada como ingrediente estrella. Porque por si no lo sabías, la granada es un símbolo en numerosas culturas de la belleza femenina. Pero es que además, es un ingrediente, gracias al aceite de sus semillas, altamente hidratante y antioxidante, que ayuda a prevenir los signos de envejecimiento prematuro de la piel (que una ya va teniendo una edad y hay que fijarse en estas cositas).
Otra cosa que me ha encantado de este producto es que se trata de un gel de ducha natural, elaborado a partir de aceite de semillas de granada, macadamia y aceite de sésamo, obtenidos de productos BIO a través de un proceso de elaboración sostenible. Que parece que no es importante, pero lo es y es algo que todos deberíamos empezar a fijarnos cuando compramos un producto, para así llevar a cabo un consumo más responsable y racional. Además, es 100% biodegradable, con lo que no sólo cuida tu piel si no también el medio ambiente. Es igualmente apto para veganos y no tiene colorantes, conservantes, ni perfumes sintéticos. Su agradable aroma (que doy fe que no puede ser más agradable), se debe al sándalo, la davana y la madera de neroli. La verdad que es un auténtico placer para los sentidos usarlo, puesto que su textura es cremosa, pero sin “empalagar” y el aroma como digo, una delicia.
Además, con muy poquito cunde muchísimo, con sólo unas gotas crea una suave espuma que aromatiza todo el baño. Me encanta usarlo en mi baño semanal porque me relaja mucho (será la aromaterapia), dejándome además una piel increíblemente suave. ¡Ah! y aunque no tiene jabón, limpia que es una maravilla, está indicado también para pieles con tendencia atópica como la mía.
Como te comento, me deja la piel tan hidratada que de momento prescindo de la crema de después. La verdad que ha sido todo un descubrimiento, por eso te lo recomiendo. Ahora me quedo con las ganas (no por mucho tiempo), de seguir probando los productos de esta línea.
Estoy convencida que es de esos productos que mi buena amiga Olga, de Cuéntamelo bajito, incluiría en su lista de productos que sí funcionan. Y ella de estas cosas sabe rato largo, mucho más que yo porque le encantan las cremas, rutinas y tooodooo lo cosmético. De hecho, es mi gurú 😉
¿Conocías este producto o algunos similares? ¿Qué te ha parecido? ¿Te cuestan las rutinas a ti también o las haces con gusto? Me encantará conocer tu opinión en los comentarios.
4 Comments
Maribel
19 julio, 2018 at 19:05Lo tendré en cuenta, que no soy muy buena tampoco con las rutinas de cremas, y en forma de gel me parece una opción estupenda
Olga Cuéntamelo Bajito
19 julio, 2018 at 20:11Vamos que si me la apunto!
Tiene una pinta estupenda, me encanta!
UnCajónCualquiera
19 julio, 2018 at 23:34El aceite de Welleda además de oler riquisimo me ayudaba en esa rutina, como me lo aplicaba en la ducha… A mi tambien me cuesta horrores, y deberias ver la piel de lagarto que gasto. Estuve usando un tiempo el jabon de karité de Cattier por lo mismo que tú, para ahorrarme la crema luego jeje.
Kris
21 marzo, 2019 at 22:12Una vez mas te has superado, de verdad impresionante post!!!
Saludos