Esta situación no es fácil para nadie, pero los adolescentes son especialmente sensibles y vulnerables ante situaciones como ésta. Además, en la mayoría de casos, tienen que seguir con su actividad lectiva desde casa y eso, no nos engañemos, no es tan sencillo como cuando van a clase.
Por ello, os traigo unas recomendaciones para ayudarles a sobrellevarlo de la mejor manera posible y a organizar sus tareas escolar de manera eficiente sin pasarse tampoco todo el día haciendo deberes. ¡Espero que os sea útil!
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Establecer un horario de rutinas diarias y tareas
Es muy importante que se hagan un horario, parecido al que usan en el instituto, que sea realista y que puedan cumplir. Algo importante, aunque no lo parezca, es respetar las asignaturas que tienen cada día de la semana. En ese horario, además de las “clases” tienen que consignar sus rutinas (hora de levantarse, de merendar, de comer..) y sus ratos de ocio y actividad física.
Obviamente, no hace falta que se levanten como si tuvieran que ir al instituto, pueden dormir un poco más. Es importante centrar las tareas del centro en los horarios de mañana, teniendo en cuenta las actividades propuestas por sus profesores, aunque deberían dejar una horita por la tarde también reservada al estudio, para repasar, terminar tareas, leer… No hay que agobiarse, la máxima es “sin prisa pero sin pausa”, que vayan haciendo las tareas a su ritmo, lo importante es no perder el hilo.
Es importante que ese horario del que os hablo tenga unos 10-15 minutos de descanso, al menos, cada hora y media. Está demostrado por la neurociencia que a partir de la hora y media de concentración nuestro cerebro necesita oxigenarse para rendir igual.
Nos vendrá muy bien tener el horario impreso y colgado en un lugar visible (su habitación, la nevera…) dónde ellos lo tengan presente y a mano.
Calendarizar las actividades presenciales (online) o importantes
En algunos centros, como en el mío, se realizan clases y sesiones de tutoría online por videoconferencia. Es importante que este tipo de eventos, que son a una hora concreta y en un día concreto, los tengan presentes y calendarizados. Así como el plazo de entrega de trabajos o exámenes online.
Para ello, pueden usar el sistema que mejor les convenga, aunque yo les recomendaría que lo anoten en la agenda (y que ésta esté siempre a mano encima de la mesa de estudio) o en un calendario que tengan visible . Hay que tener presente que no sabemos cuánto durará esta situación y esas entregas pueden ser importantes porque las calificaciones pueden contar en la tercera evaluación.
Anticiparse a las dificultades y buscar soluciones
Trabajar online no es fácil, y menos para los adolescentes, por eso es importante anticiparse a las posibles dificultades: no tener conexión algún día, no saber cómo o en qué formato entregar una tarea, compartir el dispositivo con otros miembros de la familia, no tener wifi o datos, que se les acumulen las tareas por mala organización inicial…
Las dificultades pueden ser mucha y de diferente índole, por eso es importante buscar siempre un “plan B”, tenerlas en cuenta y buscar soluciones. De ello hablamos en el siguiente punto.
Contactar con el centro si necesitan ayuda
Cuando surgen dificultades o hay problemas para llevar a cabo las tareas del instituto, hay que usar las ayudas que tienen a su disposición: su tutor o tutora y sus profesores. Seguro que todos ellos le han facilitado una vía de comunicación y lo han hecho, precisamente, por esto.
El tutor o tutora tiene que ser, en primera instancia, la persona de referencia con quien deben comunicarse (y las familias también) para notificar posibles dificultades y que les ayuden a encontrar soluciones. En segunda instancia, o primera si es algo muy concreto de una asignatura, podemos contactar con los profesores. Y, obviamente, si no encontramos solución, nos podemos dirigir a la dirección del centro.
Cuidar los hábitos: sueño, alimentación y actividad física
Siempre es importante mantener unos hábitos saludables puesto que éstos influyen en nuestro estado de ánimo y nos ayuda a controlar el estrés que puede provocarnos esta situación.
Es importante intentar mantener los horarios y las rutinas que teníamos antes del confinamiento (horarios de comidas, rutinas de actividad…) y, sobretodo, dormir mínimo 8 horas manteniendo las rutinas de sueño.
Intenta diferenciar entre los días laborables y los fines de semana: las tareas de lunes a viernes (o sábado), dormir un poco más sábados y doimngos… Es importante para que no todos los días parezcan iguales y para reducir la apatia que puede generarnos esta situación.
En la red hay muchas, y seguro que los profesores de Educación física han mandado también, tablas de ejercicios y rutinas que nos pueden ayudar a mantenernos activos, aunque sean 30 minutos al día. Otra buena opción son los vídeos de Zumba o similares ya que bailar es un ejercicio estupendo para subir el ánimo.
Ayudar en casa
En casa vivimos todos y todos tenemos que arrimar el hombro para que todo funcione. Además, las circunstancias han cambiado para todos los miembros de la familia y, ahora más que nunca, es importante ayudarnos entre todos. Estamos todos en casa y cada uno con su casuística: progenitores saliendo a trabajar (esenciales) o teletrabajando, hermanos con los que compartir tiempo y dispositivos, teledocencia para los estudiantes, situaciones emocionales muy diversas… Por eso es importante facilitar la convivencia y arrimar el hombro.
Intentad hacer algunas actividades en familia, todos juntos, aunque sea una vez a la semana: una peli, un juego, una actividad al aire libre (si tenéis jardín o terraza)…
Desarrollar sus hobbies
Nos ha tocado un teimpo de frenar, de parar, de reflexionar… así que es un buen momento para retomar esos hobbies a los que no les podían dedicar el tiempo que querían, descubrir nuevos hobbies o, simplemente, pasar el rato.
Leer, pintar, escribir, cocinar, hacer maquetas, puzzles, juegos de mesa… Es buen momento para experimentar y descubrir o desarrollar ese hobbie que nos evade, nos entretiene, y hace que se nos pase el tiempo volando.
Contacto social
Es importante, sobretodo para los adolescentes, intentar mantener el contacto social. En primer lugar es un buen momento para trabajar la comunicación en familia, esa que a veces tenemos un poco descuidada por falta de tiempo y el ritmo frenético que solemos llevar todos. Evidentemente, todos tenemos derecho a nuestros momentos de soledad, pero es una buena ocasión para charlar en familia, hablar de cómo nos sentimos, recuperar conversaciones pendientes…
Para comunicarnos con las personas con las que no compartimos el confinamiento la tecnología nos lo pone fácil en ese sentido: videollamadas con la família extensa, con los amigos, con los compañeros de clase o actividades extraescolares; las redes sociales… Hablar con los iguales nos transmite energía positiva, tan necesaria en estos momentos. Aún así, intenta no abusar en exceso del uso de pantallas, aunque es más complicado que de costumbre.
Aprovecha las iniciativas ciudadanas, como el aplauso de las 20 horas para socializar unos minutos con tus vecinos. Es un subidón de energía ver a la gente tan unida estando tan aislados.
¿Qué te parecen estas recomendaciones? ¿Las habías tenido en cuenta? ¿Qué añadirías?
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