Si nos sigues en nuestro Instagram ya sabrás que mis dos peques hacen natación infantil como actividad extraescolar. La verdad es que para mí fue muy sencillo elegir actividad puesto que siempre me han dicho que es uno de los deportes más completos que existen y, como tenemos piscina, aprender a nadar es algo que tenían que hacer sí o sí. Además, en el pueblo contamos con unas instalaciones maravillosas y había que aprovecharlo.
He estado hablando con dos expertas en natación infantil para poder contarte todo lo que debes saber sobre este deporte antes de decidirte, porque hay mucha confusión al respecto y hablando con otras madres me he dado cuenta de que no siempre lo tenemos claro. En este caso, me he dejado asesorar por Marilén, del Club Natació Muro, la monitora de Princess, y Mar Brunet, la Coordinadora de actividades acuáticas de Campus Esport.
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Beneficios de la natación infantil
Cómo te decía antes la natación es uno de los deportes más completos que existen: requiere coordinación motora, mejora la resistencia, contribuye a la adquisición de la noción espacial y al equilibrio. Además es uno de los deportes en los que se ejercitan más músculos, con lo que fortalece todo el cuerpo y contribuye a reducir el riesgo de sufrir lesiones. Además, des del punto de vista emocional contribuye a su socialización, y refuerza su autonomía y confianza.
Como nos cuenta Marilén, contribuye al desarrollo y refuerza los músculos, mejora la coordinación y las funciones de los aparatos respiratorio y circulatorio, además de contribuir al desarrollo de su independencia e instinto de supervivencia. Mar también destaca esos desarrollos psicomotores, motores y musculares, así como su contribución a las relaciones sociales.
La natación infantil
Edades recomendadas
Aunque no hay unanimidad respecto a cuál es la mejor edad para iniciarse en la natación, es cierto que cabe distinguir entre la mejor edad para empezar a introducirse en el medio acuático, que según Marilén será cuanto antes mejor puesto que el bebé ya ha estado 9 meses “nadando” en líquido amniótico, y la mejor edad para ser consciente y aprender los movimientos, que nos cuenta Mar sería a partir de los tres años puesto que aún no han desarrollado del todo la percepción del miedo y son capaces de ser conscientes de los movimientos que realizan.
Lo importante, destaca Marilén, es que si vamos a llevar a un bebé a natación lo hagamos en una piscina aclimatada a tal fin y con unas condiciones higiénicas adecuadas.
Ambas coinciden en que no hay una edad máxima para iniciarse en el mundo de la natación, pero Mar destaca que cuanto más mayores más difícil es que aprendamos los movimientos de manera natural y los automaticemos. Así que nunca es tarde, pero cuanto antes mejor.
Manguitos y cinturones
Una de las grandes dudas que tenemos muchas madres es sobre el uso de manguitos y cinturón. De entrada la mayoría colocamos manguitos, yo la primera, hasta que alguien nos dice que no son recomendables y cambiamos al cinturón. Y, aunque es cierto, hay matices y hay que tener claro el por qué.
Hay que tener claro que tanto los manguitos como el cinturón son materiales auxiliares, que hay que retirar cuanto antes mejor. Pero si hay que elegir entre ellos durante un tiempo es mejor decantarse por el cinturón.
Ambas coinciden en que los manguitos son menos recomendables puesto que, como nos cuenta Marilén, limitan los movimientos amplios ascendentes y descendientes de las extremidades, limitando así el movimiento de los brazos, en cambio el cinturón permite una movilidad completa para los movimientos de sustentación en el agua.
Mar destaca que el uso de manguitos es uno de los principales motivos de muerte infantil durante el verano en las piscinas puesto que los adultos perdemos la sensación de alerta al pensar que están seguros y eso lleva a que nos despistemos con más facilidad o vayamos más confiados. Además, añade, con los manguitos no se adopta una posición natural de natación ni de flotación, algo que entorpece el aprendizaje de los niños.
Los cursos de natación infantil
Ya hemos explicado que la mejor edad para aprender a nadar de manera consciente son los tres años, aunque mucho antes si quieres que tu hijo/a se acostumbre al medio acuático y aprenda a flotar, pero nos surgen dudas sobre cómo debe ser y cuál debe ser la frecuencia de los cursos de natación.
Para empezar, nuestras expertas coinciden en que es indispensable que el personal que imparte el curso (monitor) sea personal cualificado. Además, lo ideal, cómo nos cuenta Mar, es que el grupo tenga un nivel homogéneo y que se respete la ratio niños-monitor.
Aunque no hay una normativa que lo dictamine, las ratios deben ser cuánto más bajas mejor. Se recomienda que no exceda los 8 alumnos (menos si son menores de 5 años), aunque esa ratio sube a medida que sube la edad y el nivel de los participantes.
Marilén destaca que a la hora de elegir un curso de natación, además de lo citado, es importante fijarse en las comodidades de las instalaciones: piscina de enseñanza con temperatura adecuada, vestuarios adaptados para niños y bebés (duchas de mano, cambiadores, bañeras para bebés…).
Respecto a la frecuencia, ambas coinciden que el mínimo sería de dos veces por semana. A partir de ahí la oferta es muy variada: dos días, tres días, todos los días… a gusto del consumidor. Nosotras vamos dos veces por semana porque lo compaginamos con otras actividades, aunque si por ellas fuera iríamos todos los días.
Lo ideal es que antes de empezar un curso de natación se le haga una prueba al peque, para conocer su nivel y poder ubicarlo en el grupo adecuado a su edad y nivel (más a lo segundo que a lo primero). Nosotras hemos hecho siempre esa prueba y las dos empezaron de cero solas con un monitor hasta poder incorporarse a un grupo.
La adaptación en los cursos de natación
Les he preguntado también sobre un tema que nos preocupa a muchas madres: la adaptación. Ese niño/a que empieza natación y llora mares y nos dice que no quiere ir. A mí me pasó con Little Princess (con Princess no, que ella es muy “echá pa’lante”). Te parte el alma y dudas entre salir corriendo y no volver más o aguantar un poco a ver qué pasa. Mi consejo es que aguantes un poco a ver qué pasa y si se le pasa.
Las expertas coinciden conmigo en que la adaptación es un proceso y hay que tener un poco de paciencia y dejar que el monitor haga su trabajo y sea quién lidie con la situación, nos comenta Mar. Y añade que algo que suele ayudar es que los padres no estén a la vista de los niños en ese proceso puesto que eso les ayuda a centrarse en la clase.
Marilén también coincide en que es un proceso que hay que pasar intentando normalizar la situación en casa y dejando que el monitor siga con su proceso de enseñanza. Ella nos comenta que en la mayoría de los casos se les pasa en una cuantas sesiones (4 fueron para Little Princess), pero que si no se consigue la adaptación hay que intentar otras alternativas antes a de abandonar.
Una de ellas, cambiar el sexo del monitor, a veces los niños tienen preferencia por un sexo u otro; otras veces puede ser que variando el horario se solucione (igual se acaba de levantar de la siesta o haría siesta a esa hora y no está en condiciones óptimas…). Finalmente, si se llega al extremo que el niño cambia su conducta y tiene pesadillas, vómitos, diarreas o angustia, ella recomienda (y yo también) dejar la actividad un temporada e intentar retomarlo más delante cuando esté más preparado.
Precauciones en el agua
Respecto a las precauciones que hay que tomar con los peques en al agua, las dos lo tienen clarísimo: no quitarles la vista de encima. Así que #OJOPEQUEALAGUA. El niño/a siempre tiene que estar acompañado o bajo la supervisión de un adulto. No hay que dejar a los niños solos en una piscina o en el mar bajo ningún concepto.
¿Tus peques van a natación? ¿Por qué? ¿Se adaptaron bien? Me encantaría conocer tu opinión, puedes dejarla en los comentarios 😉
5 Comments
Mar
17 octubre, 2018 at 07:09Esta tarde empezamos en campus esport! No quiere ir de ninguna manera… Miedito me da la que me va a liar…. Espero que se le pase rápido y le guste😨🤞🤞🤞🤞
Eulàlia Carbonell
17 octubre, 2018 at 16:42Seguro que os irá genial. Las primeras clases cuestan un poco para ellos, pero enseguida se acostumbran y las disfrutan un montón. Un saludo 😉
Ronak
20 mayo, 2019 at 00:11Julen empezó matronatación con 4 meses! Le encanta el agua… 🙂 Yo también creo en todos esos beneficios que tiene!
Arantxa
9 junio, 2023 at 22:21Llevamos dos sesiones y los dos llorando y yo casi llorando también, me ha faltado poco para ir a buscarlo, tiene 3 años y quiere jugar por libre en el agua, no quiere seguir al monitor, no quiere ponerse el flotador, etc… Probaré y sino volveremos más adelante 🙏
Eulàlia Carbonell
11 junio, 2023 at 20:04A veces algunos peques necesitan su tiempo y estar preparados, siempre podéis probar de nuevo el año que viene 😉